jueves, 3 de septiembre de 2020

Escritura emocional intensa

 

                Soy una escritora emocional, ¿qué le voy a hacer?





Me encantaría ser fría y programar lo que va a salir de mis dedos sobre el papel, seguir un guión a pies juntillas del que salirme un poco de vez en cuando para enfatizar o bromear. ¡Oh, qué tormento! Recae sobre mí la maldición de la intensidad emocional a la que no puedo ignorar ni en mis mejores días ni en los peores. Si el cielo amanece en tonos rojizos yo veo sangre. Si llueve, diluvia; si hace calor, me asfixio y luego me derrito.

Aunque desee escribir sobre la belleza de algo, si mi corazón se siente herido y fatigado verá horror y no podrá describirlo de otra manera. Si irradio plenitud no soy capaz de lamentar desgracias como realizar un homenaje a la muerte. ¿Qué puedo decir? Nada de lo que yo escriba saldrá de mi mente sino de mi corazón, lo cual lo convierte en puro aunque no por ello hermoso.

¡Oh, dulce pecado! ¡Cuánto disfruto redactando una poesía cuando más efervescente y enamorada me siento! ¡Cuánto adoro vomitar mis más oscuros pensamientos sobre el papel! ¡Qué gran satisfacción escribir una carta tras estallar de rabia con los ojos rojos y un violento temblor por todo el cuerpo!

Se llama fidelidad al corazón. Redactar bajo encargos propios o ajenos es una admirable habilidad… pero qué tremendo gozo brota de mis poros cuando logro escribir sobre algo que siento en mi interior tanto que puedo ver, tocar, saborear. Qué paz llego a irradiar al ningunear a mis temores y ensordecer ante la inseguridad, tan solo siendo tan natural como una tormenta o el fuego.


Hoy me declaro fan de las emociones, de sentir y expresar, de vivir. Saborear las alegrías y las penas, reír a carcajadas, llorar profiriendo gritos desgarradores, cantar a pleno pulmón, correr a toda velocidad para dejar atrás la ira… pero sobre todo me declaro fan de amar, de dejar que el corazón sienta solo cosas hermosas y crezca tanto que el pecho aumente su volumen, abrazar fuerte y dedicar las más bellas palabras, cuidar, velar, nutrir y ayudar a crecer, tender la mano y hacer los mejores regalos (los intangibles).


Amar…


Si algo debe salir del corazón es amar, porque del amor llegamos y a amar venimos.

Y para que no caiga en el olvido… ESCRÍBELO.