El Fantasma ha huido, y ahora podría encontrarse en
cualquier lugar del mundo.
La vida y la carrera del inspector Daniel Ryman están en la
más absoluta ruina.
¿Qué podría empeorar la situación? Un nuevo asesinato con el
sello del Fantasma. Solo que esta vez es Kathleen quien ha apretado el gatillo.
ALERTA SPOILERS: Si no has leído En el punto de mira no
sigas leyendo.
Acabé En el punto de mira ansiando saber más aunque no
sentí que quedara nada en el tintero: las tramas estaban cerradas, los
protagonistas habiendo tomado caminos distintos, siendo casi imposible que
volvieran a juntarse. Estaba bien, pero yo necesitaba más, más historia, más
trama, más Kathleen, más Daniel. Sangre en las manos ha sido mucho más que un
alivio a esa sed de lectura: aún a riesgo de empezar demasiado fuerte diré que
ha sido el clímax perfecto.
Comenzamos Sangre en las manos con un paralelismo con su
predecesora. Hay una narración en segunda persona desde el punto de vista de Alfred Spencer, un hombre
que huye de su puesto de trabajo en un supermercado de Bismarck (Dakota del
Norte) tras haber recibido una amenaza, sin saber que corre directo hacia su
tumba. A los pies de una mujer en el aparcamiento, muere desangrado tras
recibir un tiro en el muslo. ¿Por qué sabemos que no es Kathleen? Ella es la
mujer delante de quien Alfred muere. La intriga está servida, amigos.
En el momento que leí el prólogo comencé a elaborar una
compleja red de teorías que cualquier fan de Juego de tronos podría envidiar.
Una cantidad enorme de sospechosos, de personajes que yo misma estaba
inventando fueron apareciendo frente a mí y no os voy a engañar, me encantaba.
Una de mis teorías era que nuestro querido Daniel se había corrompido y había
encontrado una retorcida manera de llamar la atención de Kat, pero obviamente
estaba equivocada.
Evolución de los protagonistas
Daniel sigue en su
piso de Londres demacrado, lleno de ojeras, borracho y fumando como un
carretero. Ha pasado un año desde que Kathleen huyó y lleva todo este tiempo de baja sin poder hacer
una vida normal, obsesionado con la huella que el Fantasma ha dejado en su
vida, tratando de darle un sentido pero, sobre todo, buscando cualquier indicio
que lo lleve hasta ella para atraparla.
Por otro lado, Kat ha dado un giro a su vida: es dueña de
una librería en Bismarck, donde todos los vecinos se conocen. Ha hecho amigos,
adoptado un cachorro y se ha teñido el pelo. Es una persona normal pero que acalla
sus demonios en un campo de tiro.
De esta novela quiero destacar la evolución por la que pasan
ambos protagonistas, no solo de un tomo a otro, sino a lo largo de toda esta
segunda parte. Como dije en la reseña de En el punto de mira, que el punto de
vista varíe entre los protagonistas nos aporta conocer los pensamientos y deseos
de ambos a través de extensos monólogos interiores (si tengo que poner un “pero”
a la novela es que se me hacían muy largos y a veces perdía el hilo) en los que
nos cuentan sus disyuntivas entre lo correcto y lo que no, sus miedos y deseos
más oscuros. Entramos en sus cabezas y sus corazones. Gracias a esto, a lo largo del libro les
acompañamos en su evolución como personajes, viendo a través de los eventos
cómo cambian de idea o se plantean creencias propias que creen firmemente
arraigadas.
Mi opinión
Arantxa, esto te lo digo directamente a ti: te has superado.
Como decía al principio, En el punto de mira me gustó mucho,
sentí tensión y emociones con un pelín de intriga, pero Sangre en las manos me
ha vuelto loca, me ha creado adicción y
no he podido parar hasta que he terminado. No solo me ha hecho sentir emoción
como en la otra novela, la ha superado con creces porque había un nuevo
ingrediente que le ha dado un sabor picante y bastante excitante: misterio. Las
preguntas se han multiplicado y el deseo de obtener respuestas ha crecido
exponencialmente.
El final me ha gustado porque es el adecuado, termina como
tiene que terminar. Tengo ganas de saber más igual que me pasó con el anterior,
pero creo que ha quedado todo bastante concluso. No siento el sabor agridulce
de satisfacción por haber terminado pero pena porque se haya acabado. Creo que
está bien así, me he quedado en paz.
¿Recomiendo Sangre en las manos? Si tienes asuntos
importantes que atender, no. Porque te aseguro que hasta que no devores esta
novela no vas a hacer nada de provecho.
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