viernes, 20 de noviembre de 2020

Desgranando... "Sangre en las manos"

 

El Fantasma ha huido, y ahora podría encontrarse en cualquier lugar del mundo.

La vida y la carrera del inspector Daniel Ryman están en la más absoluta ruina.

¿Qué podría empeorar la situación? Un nuevo asesinato con el sello del Fantasma. Solo que esta vez es Kathleen quien ha apretado el gatillo.



ALERTA SPOILERS: Si no has leído En el punto de mira no sigas leyendo.

Acabé En el punto de mira ansiando saber más aunque no sentí que quedara nada en el tintero: las tramas estaban cerradas, los protagonistas habiendo tomado caminos distintos, siendo casi imposible que volvieran a juntarse. Estaba bien, pero yo necesitaba más, más historia, más trama, más Kathleen, más Daniel. Sangre en las manos ha sido mucho más que un alivio a esa sed de lectura: aún a riesgo de empezar demasiado fuerte diré que ha sido el clímax perfecto.

Comenzamos Sangre en las manos con un paralelismo con su predecesora. Hay una narración en segunda persona desde el punto de vista de Alfred Spencer, un hombre que huye de su puesto de trabajo en un supermercado de Bismarck (Dakota del Norte) tras haber recibido una amenaza, sin saber que corre directo hacia su tumba. A los pies de una mujer en el aparcamiento, muere desangrado tras recibir un tiro en el muslo. ¿Por qué sabemos que no es Kathleen? Ella es la mujer delante de quien Alfred muere. La intriga está servida, amigos.

En el momento que leí el prólogo comencé a elaborar una compleja red de teorías que cualquier fan de Juego de tronos podría envidiar. Una cantidad enorme de sospechosos, de personajes que yo misma estaba inventando fueron apareciendo frente a mí y no os voy a engañar, me encantaba. Una de mis teorías era que nuestro querido Daniel se había corrompido y había encontrado una retorcida manera de llamar la atención de Kat, pero obviamente estaba equivocada.

Evolución de los protagonistas

Daniel sigue en su piso de Londres demacrado, lleno de ojeras, borracho y fumando como un carretero. Ha pasado un año desde que Kathleen huyó y lleva todo este tiempo de baja sin poder hacer una vida normal, obsesionado con la huella que el Fantasma ha dejado en su vida, tratando de darle un sentido pero, sobre todo, buscando cualquier indicio que lo lleve hasta ella para atraparla.

Por otro lado, Kat ha dado un giro a su vida: es dueña de una librería en Bismarck, donde todos los vecinos se conocen. Ha hecho amigos, adoptado un cachorro y se ha teñido el pelo. Es una persona normal pero que acalla sus demonios en un campo de tiro.

De esta novela quiero destacar la evolución por la que pasan ambos protagonistas, no solo de un tomo a otro, sino a lo largo de toda esta segunda parte. Como dije en la reseña de En el punto de mira, que el punto de vista varíe entre los protagonistas nos aporta conocer los pensamientos y deseos de ambos a través de extensos monólogos interiores (si tengo que poner un “pero” a la novela es que se me hacían muy largos y a veces perdía el hilo) en los que nos cuentan sus disyuntivas entre lo correcto y lo que no, sus miedos y deseos más oscuros. Entramos en sus cabezas y sus corazones.  Gracias a esto, a lo largo del libro les acompañamos en su evolución como personajes, viendo a través de los eventos cómo cambian de idea o se plantean creencias propias que creen firmemente arraigadas.

Mi opinión

Arantxa, esto te lo digo directamente a ti: te has superado.

Como decía al principio, En el punto de mira me gustó mucho, sentí tensión y emociones con un pelín de intriga, pero Sangre en las manos me ha vuelto loca, me ha creado adicción  y no he podido parar hasta que he terminado. No solo me ha hecho sentir emoción como en la otra novela, la ha superado con creces porque había un nuevo ingrediente que le ha dado un sabor picante y bastante excitante: misterio. Las preguntas se han multiplicado y el deseo de obtener respuestas ha crecido exponencialmente.

El final me ha gustado porque es el adecuado, termina como tiene que terminar. Tengo ganas de saber más igual que me pasó con el anterior, pero creo que ha quedado todo bastante concluso. No siento el sabor agridulce de satisfacción por haber terminado pero pena porque se haya acabado. Creo que está bien así, me he quedado en paz.

¿Recomiendo Sangre en las manos? Si tienes asuntos importantes que atender, no. Porque te aseguro que hasta que no devores esta novela no vas a hacer nada de provecho.  

Compra el libro aquí.

Para saber más de Arantxa Rufo.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Cómo me di cuenta de que estaba escribiendo un borrador

 

"Me encanta escribir y creo que tengo talento. Cuando me pongo a ello logro crear unos textos que a mí misma me conmueven, y cuando me animo a enseñarlos a otras personas, a ellos también. Creo que lo hago bien y disfruto con ello ¡Debería escribir un libro! Tengo algunas ideas muy buenas y seguro que les saco partido. ¡Voy a empezar ya mismo!"

¿También te ha pasado?


Últimamente estoy abriendo la mente al mundo real de la escritura y me he dado cuenta de lo ciega que estaba cuando era solo una afición para mí, la cantidad de trabajo que hay detrás y del que yo no era consciente, y del trompazo que me pegué al darme cuenta de que estaba escribiendo solo un borrador.

Las primeras hojas en sucio

¿Recuerdas cómo te sentiste al poner en marcha un proyecto? Si te pasó como a mí, seguro que creías que era perfecto, te sentiste espectacular, brillante y magnífica. Yo estaba orgullosísima, había decidido escribir un poemario porque estaba haciendo unas poesías muy bonitas y quería compartirlas con el mundo. Se las enseñaba a mi amor y le encantaban, y yo feliz. Escribí unas cuantas y las pasé a hojas de color amarillo para visualizar el futuro libro y motivarme. ¡Aaaaaahh, qué satisfacción visual! Yo sabía que eran en sucio, que había que darles algún repasillo pero me decía a mí misma: “Esto está para maquetar y listo.”

Poco después me animé a pedir opiniones un poco más profesionales, y no tenía ni idea de lo que se me venía encima.

Hablé con un par de personas y les envié algunos de mis poemas favoritos con mucha ilusión. Y ellas, con toda su buena voluntad me hicieron unas críticas de lo más constructivas que yo interpreté muy mal. No me podía creer que dijeran que mis bebés no eran perfectos, que no tenían madera para triunfar en el mercado editorial, ¡incluso parecía que eran “demasiado azucarados”! ¡Por todos los dioses!

Me enfadé, me reboté y me rebelé, y no quise hablar con estas personas en unos días. Me costó un paseo por el río darme cuenta de cuánto me habían ayudado, pero igualmente me daba pena ver que mi proyecto no era lo que yo esperaba y fue decepcionante.



El primer borrador

Pasé los siguientes meses observando el entorno y adentrándome poco a poco en el mundillo Tuve una idea que me pareció muy buena, así que cogí mi brújula y vomité mis pensamientos sobre el papel. Cuanto más escribía más fluían las ideas, los personajes, las tramas, y me di cuenta de que ahí había “algo”. Pero esta vez era diferente. Pedí una corrección a una persona de confianza, abrí mi mente y acepté cada crítica porque yo sabía que este bebé no era perfecto pero quería que lo fuese. He leído durante mucho tiempo en muchos sitios que hay que aceptar que lo primero que escribes es solo el primer borrador, que hay que darle mil vueltas antes de poder presentarlo a una editorial o publicarlo. No quise aprender esta lección la primera vez que se me expuso, pero es una realidad: estoy escribiendo un borrador.



Moraleja

Os cuento mi experiencia a los que, como yo, solo sois ojos (de momento) en el mundo de la escritura. Tal vez tengáis aprendida ya la lección pero para mí fue duro darme cuenta de cómo funciona el mundo, de que no vale con sentarse a escribir “una cosa muy chula”, regarla un poco y esperar que le salgan flores gigantes… no. Ahora que estoy metida de lleno en esto, veo que solo he visto la punta del iceberg y lo que me ayuda a crecer es la mentalidad de que no sé nada y tengo ante mí un universo de secretos por descubrir. Si alguien que, como yo, está empezando me lee solo le diré dos cosas: abre tu mente al aprendizaje y asume que a tus bebés les quedan muchas ropitas que ponerles para llegar a ser perfectos. Las tres claves son: paciencia, trabajo y gratitud.

Espero que hayas encontrado en mi historia una lección, pasar un rato entretenido, o  sentirte identificado al recordar cuando te pasó algo similar. Sea lo que sea, ¡cuéntamelo!

Feliz fin de semana 💜


jueves, 5 de noviembre de 2020

Desgranando... "En el punto de mira"

 

Me encontraba yo sentada en algún sitio esperando algo, mirando mi móvil sin ver nada cuando una publicación captó mi atención. Pinché en el enlace correspondiente y este me condujo a lo que parecía el prólogo de una novela.

"Tu vida no puede ser más perfecta. Lo sabes."

Me asombra que dos frases tan simples hubieran estimulado mi curiosidad. Lo único que sabía era que necesitaba seguir leyendo. 

Un alto cargo ejecutivo parece muy satisfecho tras haber cerrado un trato y sale del edificio donde trabaja acompañado por sus guardaespaldas. De pronto siente un insoportable dolor en la pierna. Sangre, caos, frío. Muerte. Alguien ha burlado la seguridad de sus escoltas y ha conseguido dispararle desde un punto desconocido, provocando que se desangre y muera sin que nadie pueda auxiliarle. A unos cuantos metros de distancia, en un despacho en lo alto de un edificio, una enigmática mujer guarda un fusil dentro de una bolsa y abandona el lugar tratando de mantener la calma y pasar desapercibida.

Y así fue como me enganché a En el punto de mira.



Siempre he sido muy fan de las series policiacas de televisión pero nunca me había atrevido con una novela de este género. Como veis, la novela de Arantxa Rufo llegó a mí de manera casual y me atrajo tanto que necesitaba que leerla. 
En el punto de mira es la primera novela publicada de Arantxa, pero es también autora de Zed está muerto. Hace poco publicó Sangre en las manos, secuela de En el punto de mira y de la que también hablaré más adelante, pero vayamos por partes.

A plena luz del día en la ciudad de Londres tiene lugar un asesinato: una bala ha perforado la femoral de un hombre, y el inspector Daniel Ryman está dispuesto a todo por resolver el crimen. Pronto reconoce el sello de identidad de el Fantasma, un asesino que mata a sus víctimas con armas a larga distancia acertando con un solo tiro, siempre en la femoral. Alejándose del lugar donde se ha vertido la sangre, Kathleen Adams cubre cualquier rastro que delate que fue ella quien apretó el gatillo. Pronto el camino de ambos se cruzará dando lugar a un torrente desatado de pasión, secretos y mentiras. 

Profundicemos un poco más.

La narración nos aporta dos puntos de vista diferentes: el de Daniel y el de Kathleen. Somos sus ojos, su mente y su corazón. Aquí se presenta un dilema muy interesante, el debate interior sobre elegir un bando: ¿Queremos que Daniel atrape al Fantasma? ¿Queremos que Kathleen cumpla con su misión? Seamos honestos, lo que queremos es que triunfe el amor. Pero como más adelante iremos viendo, no todo puede ser un cuento de hadas


LOS PERSONAJES


A pesar de que esta novela tiene una gran riqueza de personajes secundarios (muy bien construidos en mi opinión) prefiero centrarme en los dos protagonistas.

Kathleen es la mujer "peligrosa" que todas queremos ser: exitosa, atractiva, calculadora y profesional en su trabajo, con un corazón de hierro pero a la vez humana. Y por si fuera poco, es una experta en armas que solo mata por una buena razón (que no seré yo quien os la cuente). Francamente, ¿quién no querría cargarse a un malo? ¡Todas somos Kath! 

Aunque aquí me veo obligada a hacer una observación y esto es de lo más personal: me surge un conflicto ético con Kathleen. Me encanta, quiero ser como ella, pero ODIO que tenga que mentir. Sé que es necesario para su supervivencia, pero me moría de pena cada vez que le mentía a Daniel, aunque sabía que debía protegerse. ¡Pobre hombre! 

Igualmente sobre ella debo decir que, conforme avanza la trama y vas conociéndola, más puedes empatizar. Hay una gran historia tras ella, muchas experiencias que la han llevado hasta donde está, y yo que estoy interesada en la psicología disfruté mucho del camino. 

Daniel, por otro lado, es un poco más plano. Se ajusta bastante al perfil de policía obsesionado con el trabajo que le impide llevar una vida normal. De hecho en algún momento del libro hay una escena en la que habla con su superior y le dice que no se lo tome tan en serio, lo cual me huele un poco a cliché. Sin embargo, al igual que ocurre con Kathleen, Daniel es humano. Sentimos sus preocupaciones, su atracción por una mujer de la que se está enamorando y sus juicios morales. A pesar de que tengo la sensación de conocer a Daniel, hay momentos en los que me puede llegar a sorprender. Le añadimos el hecho de que es un justiciero, que su propósito es "encerrar al malo" y salvar vidas, vemos su frustración cuando le salen mal las cosas y que tiene su corazoncito. ¿Cómo no vamos a querer al inspector Daniel Ryman?  


MI OPINIÓN


En el punto de mira me cautivó desde el primer momento. Si bien es cierto que por cosas cotidianas me costó un poco leerla, una vez me puse las pilas la devoré como si no hubiera comido en semanas. La historia es muy completa y elaborada, no deja cabos sueltos ni tienes en ningún momento el pensamiento de "pero vamos a ver, ¿de dónde sale esta pista?" que me pasa muy a menudo con las películas o series que tanto me gustan. En el punto de mira te mantiene activo, atento y expectante. Aunque sabía la identidad del disparador pasaba las páginas ansiosas por saber el por qué, incluso estando haciendo otras cosas me veía a mí misma pensando y elaborando teorías. El simpatizar con los protagonistas siempre ayuda a meterte en la historia, pero me gusta mucho que haya misterio tras ellos, provoca intriga hasta el final.

El final queda bastante cerrado pero la historia me provocó tantas emociones que quería saber más. No veo el momento de empezar Sangre en las manos


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