jueves, 31 de octubre de 2019

Especial Halloween


¡Buenas y aterradoras noches!

Me adelanto al día de publicación porque como todos sabemos, hoy es la noche de las brujas y los espíritus. Cada persona vive esta fiesta de una manera, normalmente los niños con disfraces pidiendo caramelos por las casas, otros reuniéndose en lugares poco iluminados para contar historias escalofriantes, otros haciendo maratones de las películas más aterradoras de la historia del cine (para mí es Insidious, por cierto)… Yo también tengo mi pequeño ritual, me gusta ver Pesadilla antes de Navidad comiendo dulces, costumbre a la que no voy a renunciar este año pero antes de ello, quiero celebrarlo con vosotros. 

Tengo a mi izquierda a mi gato negro, a mi derecha a mi perro asustadizo, una luz tenue y silencio en casa. Tengo los mejores ingredientes para preparar una poción de las que solo yo sé hacer: una de mis improvisaciones. 

Pasad una noche de miedo, y disfrutad del día de fiesta de mañana 👻


Estoy tendida sobre una superficie que no reconozco. No sé cuánto tiempo llevo aquí y no recuerdo cómo he llegado. Solo alcanzo a ver una oscuridad profunda y traicionera, llena de amenazas.
No oigo nada, ni el mínimo ruido que pueda darme un ligero indicio de dónde me encuentro, si hay alguien a quién pedir ayuda.
Tengo mucho frío... pero no corre el aire. El frío nace dentro de mí.
Me dispongo a levantarme, comenzando por apoyar mis manos sobre la superficie desconocida. Descubro que no puedo levantar el brazo. Preocupada y sin entender qué está pasando me decido por una tarea más fácil: mover los dedos. Con horror descubro que tampoco puedo.
Una sensación de impotencia comienza a invadir mi interior. "Puede que solo sea ese brazo" me digo para tratar de calmarme. Siento un fuerte impulso de levantarme y salir corriendo, pero ninguna parte de mí responde. No puedo mover ni una sola extremidad, tampoco el cuello ni la boca para gritar auxilio. Tampoco puedo mover los párpados, no hay manera de saber si mis ojos están abiertos o cerrados.
Comienzo a sentir una fuerte presión sobre mi pecho, mi pulso se ha acelerado tanto que temo que pueda pasarme algo grave. La ansiedad se apodera de mí y ni siquiera soy capaz de controlar mi respiración.
Estoy demasiado concentrada en mi inmovilidad como para darme cuenta de que se está formando un zumbido en el ambiente. Tal vez ha comenzado hace rato, no puedo saberlo. Cada vez el zumbido se vuelve más intenso, está perforando mis oídos y alojándose en mi cabeza, haciendo que me duela tanto que siento que me va a estallar pronto.
Estoy pensando tan rápido que no soy consciente del tiempo que pasa, y no veo nada a mi alrededor que me ayude a comprender qué me está pasando. No puedo ver nada.
No veo nada... pero por primera vez puedo sentir que no estoy sola.
Alguien se está acercando a mí muy, muy despacio...
Quiero gritar, pedirle ayuda. Me aferro a esta presencia como a un clavo ardiendo, desesperada por que alguien, sea quien sea, me ayude.
Pero no quiere ayudarme.
Cuando me ha tocado no he sentido el tacto de su piel pero sé que me está agarrando. Siento unos dedos largos y afilados sobre una de mis piernas, cada vez aprieta más y la sensación cada vez se asemeja más a cinco agujas afiladas clavándose en mi piel. Presiona sin piedad y puedo sentir como se deleita infringiéndome dolor, ese dolor que cada vez es más agudo. No sé qué está tocando mi cuerpo... pero no es humano.
Las manos afiladas están escalando por mi cuerpo hacia arriba, deteniéndose en cada paso solo para hacerme sentir dolor. Llega a mi pecho, no solo con las manos, sino que siento más partes de su cuerpo sobre mí. No distingo ninguna, tal vez sean pies, huesos o dientes, pero son diferentes entre sí y su único propósito es mi sufrimiento. Ha parado en mi pecho, lo sé porque no me deja respirar.
Está presionando mi garganta, creo que voy a ahogarme. Me está sujetando con fuerza los hombros y cada vez lo siento más cerca de mi cara.
Lo ultimo que recuerdo antes de despertar sobre mi cama es un rosto blanco, una piel tan blanca que llega a ser traslúcida, unos ojos negros en los que solo veo muerte, y un sonido ensordecedor destrozando mis tímpanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario